jueves, 27 de marzo de 2008

ELIPHAS LEVI


HE AQUI palabras de un maestrazo de El Colegio Invisible:


Creo en lo desconocido que Dios personifica: Probado por el ser mismo y por la inmensidad Ideal sobrehumano de la filosofía, Perfecta inteligencia y suprema bondad.

Creo en el infinito que el finito proclama; Creo en la razón que no se debilita; Creo en la esperanza y he adivinado el alma, Sentando que el amor desprecia la muerte !

Creo que el ideal para nosotros se realiza.

En los hombres con amor, espíritu y bondad Justos de todos los tiempos, ustedes son mi iglesia ; Y mi dogma tiene por ley la Universalidad !

Creo que el dolor es un esfuerzo para nacer, Que el mal es para nosotros la sombra o el error del bien; Que el hombre trabajando debe conquistar su ser.

Que el bien es el amor y que Satán no es nada.

Creo que la misma esperanza vive bajo todos los símbolos, Que el mundo tiene por ley la solidaridad; Yo derroco el altar de todos los ídolos, Pronunciando dos palabras ; Justicia y Verdad.

Creo que por el derecho el deber se mide, Que el más fuerte debe más y el débil menos; Que tener miedo del verdadero Dios ,es injuriarle, Pero que precisa unir nuestros esfuerzos a los suyos. Creo que la naturaleza es la fuerza inocente.

De la que jamás nuestro error abusa impunemente; El mal hace al pensamiento activo y vigilante Pero el es el remedio y no el castigo.

Creo que de la muerte desgarrando los velos, Volveremos todos al hogar paterno: La ignorancia y el error son las sombras de las estrellas De las que el bien radiante es el centro eterno !

domingo, 23 de marzo de 2008

LA VIDA INTERIOR

Por Pepón Jover del Pozo
Paradójicamente, algo tan extraordinario y valioso como es la vida interior, pierde importancia día a día. Nos alejamos, dentro de esta sociedad cargada de estímulos, de actividades y de bienes, de nosotros mismos al olvidar o evitar buscar en nuestro interior aquello que trasciende lo material, lo superficial y rutinario. Vivimos luchando constantemente por objetivos externos, no obstante, algo más difícil y más valioso se nos pasa por alto, conquistar la paz interior, la serenidad, en último término, la sabiduría.
En occidente prima el desarrollo de la inteligencia y de la adquisición de conocimientos, del prestigio, de la fama y del poder, sin embargo, el valor que se le otorga al desarrollo espiritual es prácticamente nulo, siendo éste un pilar básico dentro de la formación personal. En palabras de Raimon Panikkar, “no podemos negar que precisamente aquellos pueblos que se autodenominan “desarrollados” son, en su mayoría, espiritualmente subdesarrollados y sufren una atrofia cultural de este tercer órgano (la parte mística del ser humano)”.
Esta sociedad tecnócrata, científica y materialmente desarrollada, en donde la calidad de vida física se ha incrementado más que sensiblemente, olvida que todo este bienestar sirve de poco cuando no va acompañado de una transformación personal, un desarrollo espiritual. Egoísmo e individualismo, dos valores (en crecimiento) que forman parte de la idiosincrasia social, no obstante, los momentos de mayor infelicidad suelen ser los de mayor egoísmo. Buscamos la felicidad en el exterior, en el consumo, en el ocio, y no nos damos cuenta que se encuentra en nosotros. Ésta (la felicidad), es consecuencia, entre otras cosas, del esfuerzo y de la satisfacción personal resultante de nuestros logros y progresos. La felicidad no se compra, no se presta, no se regala, sólo se crea.
Unos minutos de silencio, de sosiego, de diálogo interior son necesarios cada día para no alejarnos de nosotros mismos; para no temer a la soledad, al vacío que genera interiormente esta sociedad materialista, superficial y de consumo. Reflexionar sobre la impermanencia de lo que nos rodea, sobre nuestra propia finitud, sobre la muerte. El miedo a ella no nos aleja de la muerte, nos aleja, en cambio, de la propia vida. El desarrollo de una cosmovisión (nuestra relación con el Universo), puede ayudarnos a relativizar preocupaciones y ansiedades innecesarias. Tomar conciencia de nuestras propias limitaciones (y aceptarlas), así como de las similitudes y diferencias que nos unen y separan de nuestros semejantes (los humanos), nos lleva a una mayor comprensión y tolerancia por nuestra parte.
Tomar conciencia de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que podemos llegar a hacer, constituye un paso básico en la vida interior de cada uno. No pocas veces pretendemos dar sentido a lo vivido, en vez de a lo que queremos vivir. En otras palabras, no se orienta la vida hacia donde se desea, sino que se intenta encontrarle sentido una vez transcurrida. Buda dijo en una ocasión: “los carpinteros dan forma a la madera; los flecheros dan forma a las flechas; los sabios se dan forma a sí mismos”.
La vida interior nos permite, al igual que un bastón cuando cojeamos, mantenernos en pie en nuestro camino ante las dificultades, los obstáculos y adversidades que todos, sin excepción, vivimos y sufrimos. La vida interior no se nutre exclusivamente de lo intelectual y sensorial, según Panikkar, un tercer órgano, complementario y dependiente de los dos anteriores, nos abre las puertas a una tercera dimensión de la realidad, la mística, la espiritualidad.
Como neófito en estos temas, creo que sería bueno estimular, sobretodo a la juventud, el debate y la reflexión para combatir la pereza y el acomodamiento intelectual de nuestros días. Estas realidades forman parte de nuestra existencia, de nuestra vida, y obviarlas, es alejarnos de ella.
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Los Maestros de El Colegio Invisible han procurado siempre hallar la Palabra que se perdió, y esta representa el significado supremo de la Vida, el cual no se alcanza en las Universidades, sino en la búsqueda en la Vida Interior.

LA FÍSICA CUÁNTICA

Desde la Psicología Transpersonal, una posibilidad de estudiar los fenómenos generados desde los estados de conciencia no convecionales...
Ver: http://www.trans-personal.com/Experimentos.htm

La física cuántica sostiene que el observador afecta a lo observado, que el observador no es independiente del mundo “exterior”, del mundo que vemos ahí fuera, sino que es parte integrante de ese mundo “exterior” y que, por tanto, la dualidad “interior-exterior”, "objetivo-subjetivo" se disuelve. Sostiene que formamos parte de una totalidad en la que nuestra creencia de que vivimos en una realidad fragmentada no es más que una ilusión. El gran físico cuántico David. Bohm en su libro "La totalidad y el orden implicado", defiende la necesidad "de mirar el mundo como un todo continuo, en el cual todas las partes del universo, incluyendo al observador y sus instrumentos, se mezclan y unen en una totalidad"
A raíz de la discusión científica llevada a cabo a lo largo de aproximadamente 200 años para demostrar si la luz es una onda o una partícula (según el investigador), se llegó al descubrimiento de que ésta, puede comportarse de las dos maneras, todo depende de lo que el investigador quiera ver...

La discusión científica empezó cuando el físico holandés Christian Huygens en 1680 quiso demostrar que la luz se transmitía en ondas, posteriormente, en 1704, Isaac Newton lo refutó defendiendo la tesis de que la luz viajaba en partículas y no en ondas como había dicho Huygens. Un siglo después, el físico Thomas Young postuló de nuevo que la luz se propagaba en ondas y lo demostró proponiendo el famoso experimento de doble ranura. Experimento con el cuál quedó abierta una nueva pregunta, ¿qué rol desempeña el observador humano en la realidad? Si el experimentador podía influir en los resultados obtenidos, haciendo que la luz se comportase como una partícula o como una onda en función de lo que quisiese demostrar, es que existe una interacción entre la conciencia del observador y la luz (y la realidad).
Por otro lado, los trabajos llevados a cabo por el Dr. Masaru Emoto sobre la cristalización del agua son también prueba empírica de que existe una interacción entre la conciencia y la materia. Según Emoto, cuando una molécula de agua pura cristaliza, el agua se convierte en cristal puro, pero no lo hace de la misma manera si el agua está contaminada.
Emoto ha hecho estudios sobre cómo las diferentes músicas, intenciones, pensamientos estructuran las moléculas de agua cristalizándose en hermosas estructuras hexagonales o sin formas. Tras iniciar experimentos sobre cómo el agua cristalizaba al recibir la vibración de diferentes músicas, probaron por experimentar cómo respondía el agua a las palabras y las intenciones. Emoto relata lo siguiente:
“este experimento implicaba la colocación de arroz en dos recipientes idénticos de vidrio. Posteriormente, la persona hacía esto durante un mes. Dos niños de una escuela primaria le hablaron al arroz todos los días durante un mes al regresar del colegio. Como resultado de ello, el arrozal que le decían gracias estaba casi fermentado y había adquirido un agradable y suave aroma, mientras que el arroz al que le decían “estúpido” se había oscurecido y echado a perder. Dijeron que el olor era repugnante más allá de cualquier descripción”.
Para realizar este experimento de forma oficial, resolvieron el problema de la subjetividad utilizando el lenguaje escrito. Decidieron no utilizar palabras manuscritas, sino palabras que hubiesen sido escritas por un procesador de texto. Pegaron una etiqueta en cada recipiente; en una decía “Gracias” y en la otra “Estupido”. Los dejaron reposar durante una noche. Al día siguiente congelaron el agua y tomaron la fotografía de los cristales que se habían formado. Las dos muestras presentaban notorias diferencias en la cristalización.
A raíz de los impresionantes experimentos de Emoto con el agua y de los descubrimientos de la física cuántica, me decidí personalmente a comprobar lo que estaba leyendo, así que me puse manos a la obra. Quise reproducir el experimento del arroz y los niños. Quise comprobar por mí mismo si la conciencia podía interaccionar con la materia y una manera de hacerlo era a través de este sencillo experimento.
A esta serie de experimentos los he llamado Experimentos de PsicoCuántica, dado que interacciona la “Psique” (la conciencia) y “Cuántica” porque probablemente sea esta disciplina la que tenga el marco teórico adecuado para acercarse a explicar de forma científica estos hechos. He llamado “Patrón de conciencia” (PC) a la frase o palabra que se proyecta con la conciencia sobre la materia que se quiere influir.

viernes, 7 de marzo de 2008

¿QUE ES MEDITAR?

Autor : Rubén A. Dalby, F.R.C.
Meditar no es orar ni hacer un discurso mental, como piensan muchas personas. Para el estudiante de misticismo, meditar es diferente. La meditación está compuesta por tres importantes ejercicios: la concen-tración, la meditación y la contemplación. Por medio de la concentración, el estudiante aprende a aislar un objeto de todos los estímulos circundantes, hasta conseguir que este solo objeto sea todo lo que su conciencia contiene.
No debemos confundir la fuerza de voluntad con la concentración, ya que para concentrarnos es necesario que estemos pasivos y, cuando empleamos la voluntad, se requiere mucha energía. Al con-centrarse, el Ser Interno se posesiona del pensamiento o de la idea y lo vive, lo presiente, viéndolo y sintiéndolo posiblemente con toda la vitalidad que una cosa viva pueda tener.
Cuando medita, el místico deja que el objeto en el que concentraba su mente irradie espontáneamente todos sus componentes hasta descubrir en él lo Universal. Así por ejemplo, si meditamos en una rosa, la imagen de ésta iría "irradiando" de ella el color, la fragancia, la textura delicada y tierna de sus pétalos, hasta llegar a la planta, sus espinas que lastiman en contraste con la flor, la vida del rosal del que forma parte. En fin, al concentrarse en la rosa llegaría hasta el misterio de la vida por medio de sus irradiaciones.

Notemos que la meditación hace que el que la práctica se cargue de una gran energía. Por eso meditan los grandes místicos y maestros, y en el objeto de su concentración captan la plenitud universal, la unidad con lo Cósmico. No tienen que hacer discursos mentales que agotan el cerebro y no producen energía, sino más bien cansan, agotando los recursos que producen energía.
Hay quienes necesitan de estímulos externos para procurar una mejor concentración y para poder meditar; por ejemplo, en las religiones de la India se utilizan los "Mandalas" (cuadros geométricos con figuras religiosas o naturales que motivan la concentración).
En la contemplación que es, si se quiere, la tercera fase de la meditación, el místico se une a lo contemplado y recaba en su ser todo cuanto el objeto de su contemplación ha irradiado hasta llegar a la pureza de su razón de ser, a su esencia verdadera.
Meditar es una práctica que nos conduce a un estado superior de conciencia, permitiéndonos establecer contacto con los estados superiores de consciencia que irradian de Dios y dan vitalidad a la mente y a todo lo que existe. Al meditar tratemos de estar en armonía con la Consciencia Cósmica: así sentiremos que somos un segmento del Alma Universal, unida al pasado, al presente y al futuro.

miércoles, 5 de marzo de 2008

LOS LOCOS

Un loco, dijo Erasmo, es aquél que ha perdido todo, absolutamento todo, MENOS LA RAZÓN.
Y nosotros decimos, reproduciendo las enseñanzas de los Maestros de El Colegio Invisible:

Quien vive sin locura no es tan cuerdo como parece, dijo La Rochefoucauld.
Famoso escritor y filósofo francés, citado una y otra vez en libritos de frases célebres.
Pero en verdad que tiene razón.
El mundo actual, parece un mundo de locos; hermanos latinoamericanos atacando países hermanos (Colombia y Ecuador) y otro tanto más, entrometiéndose donde no le llaman poniéndole más carbón al fogón.
Creíamos que solo había locuras en el Oriente Medio, en Asia o en otro lado, menos en casa, o cerca de casa.
Pero el filósofo francés no se refería a la estupidez, sino a la locura; a la sana locura, aquélla que pone a los hombres a pensar en lo que nadie piensa y cometer las obras del arte, la ciencia y la creación que los cuerdos, de tan cuerdos, no pueden ni siquiera pensar, menos hacer.
¡Bella la locura con razón; hermosa la locura de la cordura!
En El Colegio, han habido muchos locos...