domingo, 3 de febrero de 2008

EL MES DEL AMOR

Ya empezó febrero, y con él la fruslería mercadotécnica del amor.
Todos asumen el amor como algo que se festina en un mes o en un día; sucede lo mismo con los "días" que el comercialismo consumista dicta a las conciencias de los enajenados compradores en las tiendas de autoservicio, que hasta "ventas nocturnas" realizan para engatuzar a miles de cursis compradores para dizque celebrar a las madres, los padres, los compadres, los niños, los abuelos y cuanta cosa inventan.
En el Volumen de la Ley Sagrada -como decimos en El Colegio Invisible- en la Primera a los Corintios, Capítulo 13, vvs. 4-8, la Palabra del Gran Arquitecto, Dios Omipotente, Inmutable, Eterno y Justo, el Dios de todos los hombres creyentes de esta y de todas las culturas y civilizaciones, por medio de la Inspiración de su Hijo, Jesús, Pablo -su Apóstol- nos enseña:

"El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es ostentoso ni se hace
arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva
cuentas del mal. No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor
nunca deja de ser".

Pablo contextualiza su enseñanza aduciendo que de nada sirve ser erudito, sabio, culto e ilustrado, e incluso si se posee toda la fe, si no se tiene amor. Si no tengo amor, nada soy.
De la fe, la esperanza y la caridad (o sea, el amor) lo que es mayor, dice Pablo, es el amor.
Entonces, dejémonos de las cursilerías del mes y del día de amor, y amémonos los unos a los otros como Dios nos ha amado ahora y siempre. Y punto. Todo lo demás, son bagatelas.

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