Pero aqui pensamos, siguiendo las líneas de la tradición del pensamiento espiritual -cristiano y filosófico- que el hombre solo se llena a sí mismo con la Luz de la Gracia del Señor, la quieran ver como la quieran ver los seguidores de las corrientes iniciáticas. De todos modos es lo mismo.
Por eso, por carencia de esa Luz que proviene de la fe y de la sabiduría bíblica, el hombre, no obstante la tecnología y la cercanía que ella supone, es un ser solitario y oscuro, pero sobre todo: vacio.
Antonio Porchia, el poeta argentino, ha descrito esta vivencia con una frase expresiva:
A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.
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