Por eso, la labor de los Maestros de El Colegio Invisible consiste en "hallar la verdad y proclamarla al Universo".
Esta no es una tarea fácil; la búsqueda, en sí misma, es cuestión de método, ciencia y talento, paciencia y perseverancia. Pero su proclamación es cosa de valor y carácter.
En los tiempos de la Inquisición y del fanatismo impuesto por la Iglesia Católica Romana, gritar la verdad era penado con la muerte.
Galileo tuvo que retractarse para conservar la vida, pero su amigo, Giordano Bruno, fue a la hoguera por sostenerse en lo dicho. Ejemplos hay muchos, y todos ellos ponen en evidencia la barbarie del oscurantismo romanista, que tanto daño hizo a la cultura occidental.
Pero los hombres que proclamaron la verdad -artistas, filósofos, científicos, polemistas- han pasado a la historia por haber cumplido con la consigna del Maestro de Galilea, nuestro Salvador:
"La verdad os hará libres".
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