Por alguna razón, nuestro cerebro no comprende el Absoluto, sabe que esta ahí, pero es incapaz de abrazarlo y hacerlo suyo cognitivamente; comprendemos lo blanco porque existe lo negro, comprendemos el mal porque existe el bien.
La dualidad es una condición necesaria para hacer el mundo asequible al entendimiento y a la razón. De lo congrario seríamos incapaces de asir y sujetarnos al mundo.
Pero eso conduce a pensar que también la realidad interior del hombre -su alma, su mente, su espíritu, o lo que fuere- es dual.
Y si no, veamos el pensamiento de Mark Twain:
Todo hombre es como la Luna: tiene una cara oscura que a nadie
enseña.
Y quien quiera que niega esta verdad, que tire la primera piedra...
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