domingo, 3 de febrero de 2008

PULIR LA PIEDRA

Nadie nace sabiendo, reza la sabiduría vernácula.
Y tampoco nadie nace perfecto, pero todo ser pensante y creyente es perfectible.
La obra de Dios -el Hombre y la Creación- se perfecciona día con día gracias a su Luz y a su Palabra revelada en el corazón del hombre por medio de su Gracia y de su Espíritu.
Por eso, el ser humano se pule a sí mismo con mazo y cincel, y gradualmente se va haciendo a sí mismo cada día; se va construyendo, y con su propia voluntad y esfuerzo y con la Gracia del Gran Arquitecto del Universo, Creador Omnipotente, Eterno, Inmutable y Justo -con su Luz y con su Espíritu-, el constructor va encontrando las formas de superar sus escollos y rebabas que le mantienen en las tinieblas, allá en el occidente de su templo interior.
La educación universal -que es lo que los Maestros de El Colegio Invisible anhelan- nos cubre con su manto y gracias al estudio -el pulimiento de nuestra piedra en bruto- vamos por ahí caminando y tratando de encontrarnos a nosotros mismos y hallar así a Dios. Por eso decimos el decir popular: A Dios rogando, y con el mazo dando.
Dicho de otro modo: Ayúdate que yo te ayudaré.

Confucio, el pensador chino, proclamó una gran verdad:

Estudiar equivale a pulir la piedra, y a fuerza de cultivarla se purifica el
espíritu.

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