"¡Ay de aquél que no sepa soportar los embates de la vida porque es indigno de ser hombre!".
Es una enseñanza dura, una que pone a templar el espíritu de los pusilánimes.
Pero es una enseñanza que nos ilustra sobre la forma de ser de los hombres -sus mezquindades e iniquidades- pero también acerca de los caprichos del destino.
Con la fuerza de Dios, con la fuerza de la fe y de la virtud, podemos probar más brebajes amargos que dulces.
Bienvenidos los consejos de los maestros de El Colegio Invisible.
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